El Decano castiga la ineficacia de Cerro y se queda con el clásico.
El elenco azulgrana sufrió bajas hasta los últimos minutos del encuentro. A las cuatro deserciones conocidas por el covid-19 positivo, que incluyó a Alexis Duarte, Juan Patiño, Enzo Giménez y al capitán Mathías Villasanti, se sumó Alan Rodríguez, que se aprestaba para ser titular.
La salida de Coyote obligó al Chiqui Arce a improvisar. Mandó al campo de juego a Rodrigo Delvalle como compañero de Marcos Cáceres en la zaga central, mientras que Pablo Adorno pasó a jugar de lateral izquierdo, una zona en donde perdió antes por lesión a Santiago Arzamendia.
Y el arranque del superclásico 310 del fútbol paraguayo fue a todo vapor. Encontró al dueño de casa lanzado en ataque por lo que Rodrigo Muñoz debió mostrar su mejor versión para negar el gol a Roque Santa Cruz, apenas a dos minutos del inicio del compromiso.
No obstante, el equipo azulgrana no tardó tanto en mostrar superioridad sobre el decano y preocupó con una arremetida de Óscar Ruiz y Claudio Aquino.
En un primer cuarto frenético del Ciclón en el que Santa Cruz debió acallar el grito de gol de Ruiz al mandar la pelota al córner cuando el ofensivo se lanzaba de cabeza para romper el cero (16 m).
Fue un primer tiempo intenso en el que ambos elencos miraron la portería del frente.
En esta lucha a fondo, el Decano desniveló el marcador gracias a una buena triangulación entre Brain Ojeda e Iván Torres, que Ramón Sosa castigó con un giro efectivo como ajustado (29 m).
Con la desventaja, Cerro dio el paso hacia adelante y buscó el empate antes del descanso.
Federico Carrizo, quizás el menos influyente, inhibido por la tempranera amarilla, apareció ya en tramo final para exigir a Alfredo Aguilar (40 m). Un minuto después, Aquino reventó el travesaño con un precioso tiro libre.
En el complemento, el Ciclón de Barrio Obrero salió con la presión alta para jugar con posesión en terreno enemigo. Cambiaron los nombres en la planilla azulgrana, pero no el estilo.
Fue mejor el visitante, que con avances profundos puso en zozobra al fondo de Olimpia de forma reiterada.
A 10 minutos del reinicio, Boselli empató el compromiso, pero no subió finalmente el marcador por una muy fina posición adelantada sancionada por el VAR (De nuevo muy riguroso con Cerro Porteño).
Cerro Porteño era el dueño absoluto del superclásico cuando Olimpia castigó con contundencia la ineficacia evidente de su rival de toda la vida.
Fue con Jorge Recalde, que encontró malparado a la defensa azulgrana en un contragolpe que resultó letal (62 m).
El gol fue un mazazo para Cerro Porteño. Tardó unos minutos para recuperarse, lo hizo y volvió a tomar el control del partido.
Creó varias jugadas peligrosas, colectivamente, individualmente, y con gran dosis de estética, pero falló todas a la hora de definir.