El nuevo entrenador de Cerro Porteño, Carlos Jara Saguier, se refirió al trato que tendrá con todo el plantel de jugadores y aclaró que no se considera una persona drástica a la hora de tomar decisiones. El «Bambino» habló de convencer y no imponer, pero dejó un claro mensaje a sus nuevos pupilos.
«Para mi esta profesión es de convicción no es de obligación, tenés que convencerle al jugador que el trabajo está ahí, que detrás del esfuerzo, detrás de la entrega, siempre hay éxito y siempre entrar con mucha fe, en cualquier partido entrar con mucha fe. La fe es el alma del éxito. No creo que tenga éxito una persona que entra a un compromiso sin mucha fe», manifestó en conferencia de prensa.
«Eso se pide y cada quien se va ubicando en su lugar, donde quiere estar. En este negocio el técnico no le pone en la banca, no le pone en la tribuna, no le pone de titular, es el jugador el que se pone dónde quiere estar», expresó.
Para el «Bambino», el jugador tiene la posibilidad de demostrar qué papel o rol quiere cumplir dentro del equipo, con su trabajo.
«Si quiere estar de titular, el jugador siempre está rindiendo, está entrenando durísimo, fuerte, se cuida, se hidrata, descansa, un montón de cosas que tiene que hacer para jugar bien. En este negocio no hay buena suerte o mala suerte, hay consecuencias», explicó.
«Si no hiciste bien el trabajo de la semana, lógicamente que no vas a jugar bien el fin de semana. Ahora, si trabajaste muy bien toda la semana, cuidándote, hidratándote, descansando, alimentándote bien, durmiendo bien, si todo haces bien, lo más seguro es que juegues bien», agregó.
«Yo no soy muy drástico, pero sí trato de recomendar al jugador que sea profesional y el profesional siempre es delicado y dedicado a su trabajo. Delicado porque no quiere que nadie le diga nada, y para que nadie le diga nada él se entrega totalmente, hace todas las cosas bien. Los buenos profesionales siempre buscan que se le aplauda», añadió.
Por último, Carlos Jara Saguier dejó en claro que Cerro Porteño será una familia, un equipo, donde todos tendrán su cuota de responsabilidad.
«Siempre cuando llego a un lugar lo primero que digo es: ‘acá no va a haber culpables, acá nadie va a ser culpable de un resultado, va a haber responsables y hay que asumir la responsabilidad’. El jugador si se equivocó levanta la mano, reconoce y pide perdón, porque el hombre es mucho más grande de rodillas, cuando reconoce su error», enfatizó.